Aun recuerdo cuanto le extrañaba, cuanto le anhelaba, cuanto le amaba. Recuerdo esos días de lluvia, en la que platicar por horas, comer manzanas verdes y olvidar realidades subjetivas era nuestra única labor. Recuerdo sus palabras, sus ideas, sus “te amo”. Recuerdo su rizada cabellera, su barbilla pronunciada, sus acorazonados labios, su piel morena. Recuerdo sus ojos fundidos con los míos, también aquel seño fruncido, aquella desilusión divagante y esa respingada nariz que me enloquecía. Le recuerdo completo, intacto… Todo y nada, olvido, desamor, sueños, deseos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario