Estamos solos si pensamos que lo estamos.
Yo soy la mujer que todas las noches toma sus notas y repletas de vida traslucida viaja por lugares lejanos; de azares y hombres raros, de inquietudes y amarguras. Inhalo la niebla que contempla mis ojos, esos que por algún motivo no han querido estallar. No olvido que un día me contaron la historia de lo miserable que fui... Cabe contar que no se contar.
Observo la gente, siempre yendo y viniendo de un lado a otro, como si no pudiesen controlar sus cuerpos, e impulsos ajenos a ellos manipulan sus extremidades. Comúnmente eso va acompañado de miradas grises y un rostro que pide a gritos que lo ayuden. Paso a paso se consumen, sus almas caen a pedazos, sollozan para poder ser auxiliados, pero ellos cesan ya que nadie los escucha. Mueren solos. No entiendo...
Amar para poder ser amado y olvidar para amar de nuevo.
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