Que mas puede pedir un poeta ya que la noche triste le da todo. Un beso en la obscuridad acompañado de vino tinto, sabor de pasiones, ideas incompletas...

lunes, 30 de mayo de 2011

Delirios

Estoy aquí postrada por la angustia de no saber quién soy,
He olvidado mi nombre, mi esencia, mi yo.
Soy inerte ante las expectativas del sentir.
Ante las  expectativas del soñar.
Ante ti, ante todo…

Dime lo inconsciente que estoy
Por el vaivenes de tu amor,
Aquel eidético, impecable,
Apacible y susurrante   
Ese que me inundaba de  dicha y de placer.

Dime sobre tus quimeras
Pretenciosas, comprensivas
Mitigantes, filosóficas
 Sutiles y armoniosas.

Dime…

Como  fue aquella briza que traía la lluvia,
O la arena entre mis dedos,
Un dulce delirio paralizante,
Una noche de amor.

Armonías reflejantes
En una mañana de junio,
Fugaces  y tenues
Delicadas, fascinantes

Vidas gemelas
Y corazones atrapados
En una danza de caricias
Como hojas en el viento

Libres…

Paralizantes en el tiempo,
Nítido como el agua,
Prohibido en lo sublime,
Besable como tu espalda.

Delicias azucaradas,
Momentos inolvidables,
Palabras penetrantes,
Respiros de lo eterno.

Todo ello en el paraíso del olvido y el placer
En mi miente, en mi cuerpo, en mi olvido…

Irracionalidad

Muévete, vuelve a mí…
Ven y sedúceme,
Mi cuerpo lo extraña
Y mi alma lo implora 

Silencio…



Entre cigarrillos

Estoy en mi habitación, el día es seco y silencioso, no hay rastros de aquella lluvia torrencial de un día anterior, miro mis manos: están  sucias, llevo días tratando de escribir un verso pero lo único que resulta son manchas y borrones en papel.  Observo a mí alrededor,  no hay nada; solo ropa en las esquinas, colillas de cigarros, una taza de café a medio terminar y un zapato rojo de la noche anterior.
  Ya es más de media noche y no dejo de fumar, cigarrillo tras cigarrillo, aliento por aliento, idea tras idea pero ninguna de ellas que motive a mi burdo corazón a escribir una línea, una palabra, una letra, Nada…
Solo está esa melena de novio flotando en el olvido, ese perfume de pasiones con olor a lima, esas ojeras en mis ojos que reflejan las huellas de su paso por mis sueños, todo y a la vez nada. Paredón...
  Es hora de tornarme pensativa, ya pasaron diez minutos de que me observe sentada frente a la mesa del abuelo tratando de retener las lágrimas que mis ojos simulan olvidar. estoy temblando; no sé si sea por frio o por la incertidumbre de no poder hacer nada. Es demasiado, no me permite escribir, mis dedos están blancos, como mis ideas en este momento.
  Ya es tarde, mis parpados se cierran y mis pupilas se dilatan, ese café solo logro apaciguar a Morfeo unas cuantas horas, ahora vuelve y me dice que ya es tiempo.
  Me levanto de ese escritorio, vuelvo a observar a mí alrededor: está el mismo cigarro, la misma ropa, la misma taza, el mismo zapato pero ahora con más soledad que hace unas horas. Fijo la mirada hacia la ventana y observo que vuelve a llover, su olor calma mis ansias y su sonido mis ideas. Por un momento todo se olvida, se va y me quedo aquí nuevamente imaginando como será la próxima vez que le recuerdo con pluma en mano.

Iris Estrada
13/03/11  01:01 a.m.